Mujeres Cubanas convocan plantón virtual en el fulgor del 8M por sus derechos

Gladys vive en Cavalliena, un pequeño pueblo costero en el centro de Cuba. Hace dos meses, su hijo se había ido a Estados Unidos en una balsa con otros jóvenes. No ha sabido nada de ellos desde entonces. La maestra, que se jubiló hace una década, pasó mucho tiempo revisando las redes sociales y llamando a las familias de otras libélulas desaparecidas para ver si tenían alguna noticia. Este año, el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, será más largo de lo habitual para ella: Sin celebración ni risas.
Al ser interrogada Lady Bacalao Santana, de 17 años, residente en Kamalote, provincia de Camagüey, dijo: “Allí la mataron. El 3 de febrero, la joven se refugió en la comisaría amenazada por su exnovio, quien la persiguió y la mató a machetazos frente a los policías. Dieciséis mujeres cubanas han muerto desde principios de año en ataques machistas en un país donde la propaganda oficial se niega a reconocer el feminicidio que acabó con la vida de muchas familias. El gobierno solo cuenta historias de mujeres felices, satisfechas y agradecidas y al sistema.
Danurys va al consultorio del médico todas las mañanas con una bata blanca. Estaba a solo unos meses de graduarse y soñaba con especializarse algún día en pediatría. No desayunó nada esta semana, a pesar de que su salario de salud pública es uno de los más altos del país. La devaluación del peso cubano y el aumento de los precios de las materias primas, combinados con la escasez crónica y las ineficiencias en el país, hacen que una barra de pan, un vaso de leche o un sorbo de café se vuelvan inasequibles para muchos.
La joven galeña no quiere hacer las maletas e irse, como hicieron el año pasado más de 350 000 cubanos, pero no sabe cuánto tiempo más le durarán las penurias económicas y los bajos salarios. En los próximos años, ni siquiera piensa tener hijos: «Me queda claro que aquí no hay niños», concluye categórica.
Hace cien años, las abuelas de Gladys, Leidy y Danuris salieron a las calles de Cuba para exigir el derecho al voto, celebrar la primera ley de divorcio de la isla tras décadas de búsqueda y luchar por la inclusión laboral y un salario digno. En la primera mitad del siglo XX, el movimiento feminista en la isla logró importantes reformas en materia de derechos civiles, así como importantes demandas en materia de matrimonio, parto, educación y trabajo. No fueron conquistadores fáciles. Muchos de ellos derramaron lágrimas y energía en mítines, conferencias y protestas públicas, pero allanaron el camino para ellos.
Este año, un grupo de feministas cubanas decidió enviar una carta al Congreso pidiendo permitir manifestaciones pacíficas. La carta no fue aceptada por la Asamblea Nacional y posteriormente algunas mujeres fueron hostigadas y detenidas. La represión las obligó a emprender otra iniciativa: usar muñequeras negras en este día de luto, denunciar el feminicidio y apoyar leyes integrales que protejan a las mujeres de la violencia de género. Se organizó una «marcha virtual» en las redes sociales para reemplazar las manifestaciones físicas rechazadas por el oficialismo. Los familiares de Gladys, Danuris y Leidy se tienen que conformar con descargar su indignación en internet. Actualmente, sus demandas solo están permitidas en el espacio digital, pero algún día tomarán las calles.

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