Claro que saben

Claro que saben

Con relación a una entrevista sobre transición energética publicada en este diario, leí: “Gremios no entienden cambio climático ni consecuencias sobre la vida”. Discrepo, claro que saben. Leen Financial Times y The Guardian todos los días, siguen las noticias especializadas y muestran un nutrido repertorio de argumentos. Saben todo, la gravedad de la crisis y el inminente fin de los combustibles fósiles, pero niegan o minimizan. Por eso no sorprende que el señor Lloreda, presidente del gremio petrolero, diga que Colombia emite tan solo el 0,04 % de las emisiones globales, sabiendo, como sabe, que la cifra correcta oscila entre el 0,4 y 0,6 %. Sabe también que una cosa es la matriz eléctrica (limpia) y otra, la energía primaria: 90 % dependiente de los fósiles. Sabe que en esta última está el desafío de la transición: los 302.000 barriles de combustibles líquidos por día que se queman en movilidad. Aunque nuestra prioridad son las emisiones por uso del suelo (59 %) no se puede desconocer que el sector energético agregado suma el 30,7 %.

Haría mejor nuestro sector empresarial si asumiera la realidad de la crisis como propia y contribuyera con la meta del Acuerdo de París: reducir en 51 % las emisiones antes de 2030. Eso nos haría más competitivos internacionalmente y nos permitiría un crecimiento más sostenible. Lamentablemente, el mensaje del directivo va en sentido contrario; anunció que aún en el 2050 (y más) seguiremos usando petróleo, carbón y gas. La receta es conocida: negar, confundir y minimizar para paralizar la acción de los gobiernos y los ciudadanos. El lobby energético del mundo cuenta hoy con un aceitado nivel de coordinación: Global Warming Coalition, Cato Foundation, National Association of Manufacturers, Tea Party, Koch industries, entre otros. Organizan eventos, patrocinan a científicos solitarios, fletan medios, publican libros, van a las cumbres globales del clima y, si los dejan, las patrocinan como ya ha ocurrido.

Pero los ciudadanos ya saben que ellos saben, y que el problema es otro. Supieron hace poco, por ejemplo, a través de un informe de The Guardian, que las grandes energéticas globales planean silenciosamente proyectos que acelerarán la catástrofe. El informe se llama ‘Bombas de carbono para desencadenar un colapso climático catastrófico’. Claro que entienden el cambio climático y sus consecuencias sobre la vida. Claro que saben.